El flujo vaginal con o sin síntomas es una de las consultas más frecuentes en la guardia ginecológica o de “sobreturnos”, así que no te pierdas este artículo con toda la información para vos.
Sabemos que lo ideal es examinar el flujo para poder observar sus características, medir el pH o hacer algunas pruebas que orientan al profesional sobre su causa. De esta forma se instaura el tratamiento preciso.
Automáticamente siempre asociamos la presencia de flujo a “tengo una infección”, sin embargo, al contrario de lo que pensamos, no siempre una infección es la causal.
La mitad de los “flujos”, o molestias en los genitales tiene que ver con otras causas que no son infecciosas, como puede ser contacto con algún jabón o producto irritante, alergia a protectores diarios, exceso de lavados, alteraciones del pH. Por todo eso siempre intentamos que las personas no se automediquen y consulten.
Sin embargo estamos en un momento donde evitamos concurrir a una guardia, para no exponernos al contagio del coronavirus, y tampoco ocupar un lugar innecesario para urgencias.
Por ese motivo vamos a dar unas orientaciones mínimas sobre qué tipo de flujo podrías estar teniendo, dando algunas licencias para la automedicación “responsable”. Recordá de todos modos que lo ideal es que consultes para ser revisada.
Flujo Normal
Definamos flujo vaginal normal. La secreción diaria, que puede ser abundante es normal en una mujer en edad reproductiva, o sea, desde su primera menstruación hasta la menopausia.
Tiene que ver secreciones glandulares, descamación del epitelio vaginal, y con la flora vaginal. Ésta última se llama microbiota.
Como dijimos, la vagina no es estéril, al contrario, tiene toda una comunidad de microorganismos que viven en un perfecto equilibrio y colaboran justamente a la salud vaginal.
El flujo normal suele ser blanco, de consistencia lechosa, y no tiene un olor desagradable, normalmente tiene un pH ácido. Por momentos, según el momento del ciclo, puede variar.
Cerca de la ovulación, por ejemplo, puede haber un moco transparente abundante, elástico, como clara de huevo.
Flujo Micótico
Los hongos o micosis son los principales acusados siempre por todas las pacientes con flujo. “Creo que tengo un hongo” es la aseveración que lleva a la automedicación, con los típicos óvulos de la propaganda. Pero, para tu sorpresa, la micosis no es la causa más frecuente de flujo.
¿Qué características tiene el típico flujo micótico? Suele ser blanco, grumoso “como leche cortada”, no tiene olor desagradable, suele ser ácido. Pueda acompañarse de ardor y /o picazón, y tiende a empeorar en el momento pre-menstrual. Puede aparecer “de la nada”, ya que no se contagia, y es común que surja por ejemplo después de un tratamiento con antibióticos por otro motivo (ejemplo: faringitis, infección odontológica).
- Si tenés este tipo de flujo seguramente andarás bien con óvulos antimicóticos.
- Si tenés contacto con un profesional, puede indicarte también un antimicótico por boca.
A veces sumamos una crema externa para calmar la picazón y el ardor. A nivel “natural” ayudan los baños de asiento con bicarbonato y la malva. Dejar respirar la piel, evitar protectores, y usar bombachas de algodón en lo posible. Aprovechando la cuarentena, ¿qué tal descansar un poco de tanto protector diario?
Flujo de vaginosis
La vaginosis es la causa más frecuente de flujo. Se debe a una alteración de la microbiota vaginal (ese equilibrio en la flora que nombrábamos antes) por diferentes motivos, a veces sin causa aparente.
Esto lleva a que en la vagina prevalezca un grupo de gérmenes que dan los síntomas, el flujo “raro” y las molestias. ¿Cómo es el típico flujo de vaginosos bacteriana? Suele ser grisáceo, verdoso. No grumoso, y con olor desagradable. Puede ser más notorio en el post menstruo, aunque puede estar presente todo el mes. No es contagioso, pero puede volver.
En este caso los óvulos que sirven deben contener el antibiótico metronidazol o clindamicina, si son solo de antimicóticos, no notarás diferencia. Los profesionales también utilizamos metronidazol en pastillas orales de metronidazol para su tratamiento. A nivel natural, ayuda lo que acidifique el pH, ya en este caso no es ácido. Ayudan los nuevos jabones de higiene íntima que contiene ácido láctico. Evitar protectores, y evitar las duchas vaginales.
Trichomonas
La Trichomona es un parásito, se transmite por vía sexual, por lo tanto, es una infección de transmisión sexual (ITS) que da flujo. Puede acompañarse del contagio de otras ITS, que no dan síntomas como HIV, clamidia, etc. Por eso, es importante más allá de curar el flujo investigar otras cosas.
El flujo suele ser como el descripto para vaginosis, pero puede tener pequeñas burbujas, ser abundante y tener un olor de lo más desagradable.
Se trata con metronidazol por boca (no suman los óvulos). En este caso la consulta médica sería la adecuada. Además hay que dar tratamiento a la pareja sexual.
Flujos inespecíficos
Con respecto a los flujos inespecíficos no infecciosos, podemos aprovechar que estamos más en casa y cuidarnos la vulva y vagina de una forma menos agresiva:
- probemos descansar de protectores diarios o toallitas,
- dejemos respirar más la zona (te animás a unas horas durante la noche o el día sin ropa interior?), y,
- como siempre evitemos los lavados excesivos, y nunca duchas vaginales (lavar el interior de la vagina siempre es contraproducente). Están absolutamente contraindicados los jabones antibacterianos en la zona. Si vas a usar jabón elegí un producto neutro o con ácido láctico.
Recordá que lo ideal es consultar para una evaluación, nada reemplaza a la revisión ginecológica, sobre todo si los síntomas se dan de forma recurrente. Además en muchas ocasiones necesitamos hacer cultivos para arribar a un diagnóstico.
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